Florinda Meza enfrenta una crisis emocional al ser señalada como “la otra”… pero hay una historia que pocos se han detenido a escuchar. No fue fácil estar al lado de un hombre tan admirado, tan querido, tan juzgado. No fue fácil amar a alguien que ya venía con un pasado, con una historia, con heridas.

Florinda Meza no fue solo “Doña Florinda”, la que gritaba en la vecindad. Fue actriz, fue escritora, fue compañera… y fue señalada. Desde el día en que su amor por Chespirito salió a la luz, muchos la acusaron. Le pusieron un rótulo: la otra, la que destruyó un matrimonio, la ambiciosa. Pero pocos miraron más allá del personaje. Pocos se preguntaron qué sintió ella al ser amada en silencio, pero odiada en voz alta.

“Me dolió cómo me retrataron en la serie”, dijo entre lágrimas. Y no fue por orgullo. Fue porque detrás de cada escena, hay una mujer que entregó años de su vida a un hombre que amó con el alma. Que lo cuidó cuando ya nadie más podía. Que estuvo a su lado cuando la fama se desvanecía y los aplausos eran cada vez más lejanos.

¿Fue perfecta? No. ¿Cometió errores? Sí. ¿Pero acaso no merecía ser contada también desde el amor, desde el respeto, desde su versión? Hoy enfrenta una crisis emocional. No por debilidad… sino porque ser fuerte tanto tiempo también cansa.