Tenía apenas 20 años cuando lo conocí en Viña del Mar. Él, Ricardo Arjona, tenía 36 y ya era una estrella. Yo solo una joven soñadora, sin imaginar que me enamoraría del hombre que, por años, me haría vivir una historia marcada por el silencio.
En ese entonces, él tenía una relación con Leslie Torres, la madre de sus hijos, pero me aseguraba que su vínculo estaba roto, que solo era cuestión de tiempo. Le creí. Nos veíamos a escondidas, entre viajes, hoteles y promesas. Me acostumbré a esperarlo, a ocultar mis sentimientos, a vivir sin amor, sin cumpleaños, sin fotos compartidas. Y lo peor: creí que eso era amor.
Durante casi nueve años me aferré a sus palabras. Le preparé cenas, como aquella pasta que mostré en Top Chef VIP y llamé “Mi primera velada de amor”. La hice pensando en él, en esa noche en que lo esperé con ilusión… y no llegó. Pero aún así, seguí creyendo.
El golpe más duro vino cuando supe que ahora estaba con otra mujer, Deysi Arvelo. No solo no se separó de mí… sino que rehízo su vida sin despedirse. Y cuando negó públicamente nuestra historia, guardé silencio. Por miedo, por costumbre, o por no querer aceptar que solo fui una sombra en su vida.
Hoy lo cuento sin rabia, pero con la voz firme. Fui parte de su historia, aunque él prefiera olvidarlo. Yo no lo olvido porque ese amor me marcó. Y porque también me enseñó que ninguna mujer merece ser el secreto de nadie, ni siquiera del hombre que más admira.
Comentarios